jueves, 25 de enero de 2007

El regreso de lo nuevo: Clases de religión obligatorias

Por Fernando Fernández

Vigilancia permanente a la deriva antilaica que con obstinación asechan algunos espíritus “bienintencionados”. Permanecer en estado de alerta so pena de ver carcomerse poco a poco -sin que nos percatemos-, nuestro sistema político que separa claramente estado y religión. No son pocos los que atentan contra este sacro principio: por supuesto y en primer lugar la curia eclesiástica y su compleja red, aleccionada para no desaprovechar oportunidad de sacarle esquirlas al débil y todavía incipiente principio; la grey mansa y sumisa que traga entero y que cree que ética es religión y por tanto está dispuesta a aceptar que el citado principio se desmorone; aquellos que creen que las ideas obedecen siempre al patrón democrático, es decir que basta con que la mayoría las piense para que éstas sean verdaderas y aceptables; aquellos que creen que con silencio se soluciona todo y permanecen pasivos frente a las pérdidas laicas, porque piensan que esto acarrea pocas consecuencias, males menores; los gobernantes que no saben distinguir entre sus opiniones personales y consideran como deber el propagarlos e imponerlos a su pueblo. En fin, no pocos son los enemigos de la laicidad que encubiertos de misericordiosos propósitos y falaces razones tratan de desdibujar la frágil línea limítrofe que separa libertad y mito, fábula y razón.

No perteneciendo ni deseando afiliación a ninguna de estas categorías, imposible callar frente al inminente peligro que representa la actual situación colombiana, en donde con tristeza observo, invadido de rabieta metódica y cartesiana, como se resquebraja indolentemente el sistema laico; prueba de ello la nueva ley, con sus arteros matices, que obliga a los estudiantes de colegios públicos a asistir, estudiar y ganar con buenas notas la nueva (perdón, la antigua) asignatura de religión. Sí, así como se estudia matemáticas, el alumno debe dedicarse ahora al aprendizaje concienzudo de esta asignatura. Es decir que es lo mismo decir que dos más es cuatro que repetir que dios existe o que la virgen era virgen, so pena de perder el curso. Catequesis obligatoria y calificada. Regreso, retorno, caminamos hacia para atrás; aquellas clases de religión-catecismo-doctrina que fueron durante tantos años obligatorias como consecuencia de la rutina imperante y con sanción del pacto concordatorio iglesia-estado, regresan ahora con fuerza. Nos creíamos liberados, pensando ingenuamente que se trataba de torpezas del pasado, pues no, ahora el concepto nos regresa aderezado con perfumes del siglo XXI, los de Ratzinger, los del reencauchado Opus Dei y de cuanta rareza inventó el medioevo. Es de esperar que pronto Darwin sea vedado para dar paso a la nueva idea del “diseño inteligente” que ya hace triunfal debut en los Estados Unidos y que comienza en esas civilizadas latitudes a ser impartida como asignatura ineludible.

Si por casualidad el alumno considera que los dioses de las religiones, sus ritos, sus mitos, sus creencias son y han sido fruto de la imaginación, de la gran capacidad de la creatividad humana, de la enorme necesidad de aprisionar y conjurar el miedo que nos invade al descubrir la inmensa soledad de nuestras efímeras existencias, ese alumno descarriado será reconducido al redil bovino mediante mención de materia pérdida. Más vale que el susodicho se meta en la molleja que las ideas religiosas son ahora de carácter imperativo. No será el estado colombiano -concretamente su ministerio de educación- quien lo defienda por engendrar ideas heréticas, dignas de mejores momentos históricos y castigadas en mejores épocas como corresponde al libertario: la hoguera; la cual modernizada equivale a la calificación académica de cero en la dichosa y novedosa materia con la que el estado ha sapientemente enriquecido el pensum escolar. El siguiente paso en esta miopía antilibertaria, ha de esperarse, es el sacar camándula y como cotorras corear, con carácter obligatorio, los rezos de siglos pasados.

¿Caeremos en el desatino de ver surgir madrazas, bello nombre árabe para significar escuela coránicas, en donde por deber de estado se enseña al rebaño manso, desde su niñez, a recitar por horas la sagrada cartilla hasta meterla indeleblemente en el caletre, sin cuestionamientos innecesarios en el correcto adoctrinamiento de la manada? ¿No es suficiente ejemplo lo que vemos por estos días en los estados teocráticos, que con desdén de la laicidad, han comenzado a incendiar embajadas y a entrar en disparatadas retaliaciones porque algún gracioso se aventuró a colocar a su profeta en una caricatura? Qué nos sirva de ejemplo negativo. Jamás (Hamas?) eso.

Vigilancia siempre; siempre vigilancia. Ni un paso atrás para dejar el terreno libre a la mezcolanza estado-religión que pretende subrepticiamente fabricarse actualmente. Atentos al lobbing eficaz que ejercen con éxito las “personas de fe” que, sin nuestro consentimiento, quieren velar impositivamente por la salvación bienhechora de nuestras almas. Vade retro satana.

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Datos personales

Gran motivación en la consolidación de una ideología libertaria; hedonista; redimida de prejuicios; derribadora de paradigmas, en particular los religiosos; cuestionadora de tradiciones; cartesiana...