sábado, 17 de marzo de 2012

"Blanco nocturno" de Ricardo Piglia


El aburrimiento

por Fernando Fernández

“Nadie puede imaginar lo que es tener talento para hacer algo y no poder hacerlo. O al menos imaginar que uno tiene talento para algo y sin embargo no puede hacerlo” R.P.

Esta novela del escritor argentino Ricardo Piglia obtuvo el prestigioso Premio venezolano de literatura Rómulo Gallegos; recordemos que con éste han sido galardonados importantes escritores hispanoamericanos, en esta estupenda galería aparecen: García Márquez con “Cien años de soledad”, Vargas Llosa con “La casa verde”, Carlos Fuentes con “Terra Nostra“, Fernando Vallejo con “El desbarrancadero”, William Ospina con “El país de la canela”, Javier Marías, Roberto Bolaños, Elena Poniatowska, en otros tantos.

La historia narrada en este libro ganador acaece en los años setenta y es en sí misma sencilla: Tony Durán puertorriqueño criado en Nueva Jersey llega a un pequeño pueblo de la pampa argentina con fines misteriosos y es asesinado. Lapidario resumen pero que expresa la idea central, el resto es ornato. Las hijas del “dueño” del pueblo, gemelas voluptuosas y sexualmente muy liberadas han conocido a Tony en Estados Unidos con quien habían tenido devaneos sexuales, lo que deja suponer que su viaje a la pampa tiene por objetivo reencontrarse con estas beldades liberadas, no es así y pronto lo sabrá el lector.

Entonces el enigma, si así se le puede llamar, consiste en dilucidar cuales fueron los móviles del asesinato de Tony Durán, para lo cual no escatima el escritor en incurrir en toda suerte de circunvoluciones en donde se cuenta la vida de la familia Belladona, que de apasionante poco tiene; al ritmo de bostezos el lector entenderá que un abuelo hábil y trabajador fundó el pueblo y que su hijo Cayetano heredó sus muchos bienes, éste a su vez tuvo dos hijos varones (Luca, Lucio) con una mujer de origen irlandés quien lo abandona, luego en un segundo matrimonio tiene dos hijas gemelas (Ada y Sofía) que ya hemos mencionado.

Entre las propiedades de los Belladona figura una fábrica que otrora fue exitosa y que en el tiempo de la narración está fracasada y en ruinas; aburridas manipulaciones se tejen para desposeer a Luca, quien tiene el control de esta propiedad, a fin de convertirla en un gran centro comercial. Testarudamente éste se obstina en evitar la transacción y para ello se enclaustra allí durante años, en donde se dedica a fabricar “objetos oníricos”; cuando llega el momento de describir algunos de estos objetos, la decepción es grande para el lector, el poco suspenso creado se funde en el desencanto.

Estructuralmente, lo primero que habría de decirse del libro es que éste consta de dos partes y de sendas historias; la primera es una historia con grandes características del género policíaco y la segunda sobre la vida y personalidad de Luca Belladona. Los nexos entre ambas historias son débiles y conectados de manera más bien artificiosa. Ah, y se intercala en bastardilla a lo largo de las dos partes una narración de Sofía que poco se entiende, parecería un narrador paralelo sin mayor razón de ser. Ah, y en numerosos pies de páginas hay explicaciones sobre la situación tratada, que en algunos casos tienen utilidad puesto que son aclaraciones de índole económico o histórico, en la mayoría se trata de párrafos de continuación de la novela, y entonces uno se interroga por qué no hacen parte del cuerpo principal y así evitar la distracción. Ah, y en resumen se pregunta uno: ¿Por qué no hubo más bien dos libros?

La parte policíaca es floja, espera uno en este tipo de novelas una trama de suspense que cautive tanto que sea imposible soltar el libro; aquí todo lo contrario, rápidamente se evidencia el asesino y su móvil, así al final el escritor trate de enturbiar la situación para dejar una especie de expectativa poco convincente. Y la segunda parte que podría interpretarse de narrativa descriptiva sobre Luca Belladona, peca por falta de claridad, por la introducción de detalles inoficiosos y en fin por el poco interés que suscita la exposición.

Todos los estereotipos de una novela policial están presentes: un comisario, Croce, de muy buena conducta y hábil investigador, y su antagonista el fiscal Cueto, un personaje malo, corrupto, tramposo; no falta tampoco el padre (Cayetano) ambicioso y despiadado con hijos de dos madres distintas y que mantienen más o menos relaciones incestuosas, en particular sus hijas gemelas. Y un periodista Renzi quien desesperadamente funge de enlace entre los diferentes personajes de la novela que ni con esta astucia se dejan enlazar.

Ha de precisarse que esta reseña trata sólo sobre el libro “Blanco nocturno” y de ninguna manera sobre la obra de Piglia, por tanto está acotado a este entorno. Dirán los seguidores de Piglia, como ya han comenzado a decirlo, que es una pieza esencial de su magistral obra, para nosotros los no conocedores de su obra completa sólo nos queda apreciar puntualmente este escrito de 300 páginas.

A guisa de colofón preguntémonos entonces ¿en qué consiste la novela premiada con el Rómulo Gallegos en el 2011? Una linda prosa no, un estilo cautivador no, un suspenso arrebatador no, una descripción psicológica de Luca no, un escrito histórico no, un ensayo filosófico no. Me quedo sin entender. Habrá quien aconseje que la relectura para una buena comprensión es lo mejor, pero a quién se le ocurriría caer de nuevo en ese tedio….

Digámoslo llanamente, a mí la lectura de este libro me aburrió de principio a fin, fue la motivación del Premio Rómulo Gallegos quien me incitó a permanecer hasta el final.

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