sábado, 17 de marzo de 2012

“ Voces del desierto ” de Nélida Piñón


Las mil y una angustias

por Fernando Fernández



Al ver (Scherezade) a su padre, le habló así:
“Por qué te veo tan cambiado,
soportando un peso abrumador de pesadumbres y aflicciones?…
Sabe, padre, que el poeta dice:
“¡Oh tú, que te apenas, consuélate!
Nada es duradero, toda alegría se desvanece y todo pesar se olvida.”

Las mil y una noches

¿Quién no ha conocido y soñado de niño con las aventuras de Alí Babá y los cuarenta ladrones, Aladino y su lámpara maravillosa o Simbad el marino? Cuentos de los cuales no nos percatábamos de su origen: “Las mil y una noches”. Obra que es una recopilación de cuentos e historias árabes, aunque la realidad muestra que el inventario es más amplio: son también hindúes, persas, abisinios, egipcios. Se trata de una obra realizada en el siglo IX y a la que más tarde, en el siglo XIV, se le agregó la princesa Scherezade a quien se le convierte en el personaje central y contadora de estas historias para darle forma y coherencia al conjunto. Se transporta uno maravillado con esta lectura evocadora de una tradición milenaria y medievoevalesca de los contadores historias, y que todavía se observa en plazas y medinas del mundo contemporáneo árabe.

La peculiaridad de la princesa Scherezade consiste, recordemos, en que el gran Califa gobernante habiendo sorprendido a su mujer en flagrante delito de infidelidad decreta su inmediata ejecución, así como la de sus esclavos y cercanos. Ordena también a su Visir, a partir de ese momento, el conseguirle una esposa cada noche, pasada la cual manda ejecutar a la infortunada de turno, como venganza contra la que le fue infiel y como señal de desconfianza contra todas las mujeres. Entonces, Scherezade, hija del Visir, se ofrece a salvar a las mujeres del reino; para ello se ingenia el contar cada noche una historia al Califa y crear en él tal interés y expectativa que al alba éste se vea obligado de aplazar su ejecución con el objetivo de conocer el final de la historia que lo mantiene absorto. Así transcurren las noches de Scherezade en donde tantos cuentos fueron narrados para contento de los lectores, apaciguamiento del Califa y gracia para la contadora al salvar su vida cada noche.

Si bien son ampliamente conocidas y difundidas las historias narradas por Scherezade, menos conocido es el espíritu, la personalidad y el estado de ánimo que acompaña a Scherezade sobre cuya cabeza pende cada amanecer esa temible espada de Damocles. Éste es precisamente el tema de la novela de Nélida Piñón en “Voces del desierto”, que fue ganadora del premio Príncipe de Asturias en el 2005.

La escritora nos hace partícipes de la angustia permanente que reina en esas habitaciones en donde Scherezade libra batalla contra la muerte cada noche, en donde prepara meticulosamente cada narración, previendo el suspenso y sincronizando el momento oportuno en que debe suspender la narración de manera que el Califa no dé la temible orden de ejecutarla. Nos hace parte la escritora de la agitación diaria de las habitaciones reales, las intrigas que se urden, el estado sicológico de una mujer vejada y condenada a muerte, a quien se le posterga sentencia cada veinticuatro horas.

La obra de Nélida Piñón es un tras bambalinas, el lado oculto, de las “Mil y una noches”; la alegría que demuestra al Califa, es traducida en la angustia permanente que reina en la cabeza de la contadora. De esta misma situación angustiosa participan su hermana Dinazarda y la esclava Jasmine quienes con devoción y fidelidad se unen a la causa de Scherezade y están allí voluntariamente para ayudarla en su tormento, así como asistirla en la elaboración de las historias que cada noche tienen el oído atento del terrible Califa. Fátima la esclava que la crió está siempre muy presente en el recuerdo, de ella escuchó los primeros cuentos y de ella aprendió la princesa el arte de narrar.

Antes de cada sesión nocturna de cuentos, el Califa mantiene relaciones sexuales con Scherezade, sin que en estos actos medie afecto, o algún tipo de erotismo, se reduce a una cópula casi obligatoria y vejatoria que es efectuada delante de quienes estén por los aposentos. Es un acto que busca una descarga biológica sin buscar un goce de pareja, el objetivo es el de un disfrute unilateral y humillante sobre quien representa el género del que el Califa busca vengarse. La escritora no mengua esfuerzos para dar una descripción de estas cópulas, creando un gran erotismo con palabras, así en el acto mismo no lo haya. El pudor que tiene Scherezade, quien apenas es desvestida para estas cortas faenas, por fortuna está ausente en las descripciones y detalles que introduce la escritora.

El Califa a través de la consuetudinaria narración de Scherezade va cambiando su conducta, aprende a interesarse por quienes lo rodean, atempera su carácter, corrige su proceder, y sobre todo aprende a conocer a sus gobernados con quienes nunca ha estado en contacto y desprecia. Bonito ejemplo de cómo la actividad artística y cultural transforma a los seres para volverlos más humanos.

Es esta obra de Nélida Piñón una novela magistralmente escrita en tercera persona, con un léxico elaborado, en donde abundan las frases y momentos poéticos que hacen soñar en esas épocas árabes de antaño. Define al desierto como un lugar donde los silencios tienen su propia voz. Insiste la escritora en sus conferencias que la narración, y ésta en particular, es un arte ilusorio vigorizado por la imaginación, y recuerda que de ésta se han nutrido las tres grandes religiones monoteístas, y que ella es la mejor garantía para inventar la paz, porque la paz, como la guerra, también hay que inventarla.

Es la escritora Nélida Piñon (Rio de Janeiro, 1937) miembro dela Academia Brasileñade Letras así como dela Academiade Filosofía, hija de padres españoles; posee una extensa producción literaria traducida a varias lenguas, cuenta con un gran número de galardones recibidos y distinciones honoríficas, entre los que se destacan además del Premio Príncipe de Asturias, el Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del Caribe, el Premio Juan Rulfo y el Premio Internacional Menéndez Pelayo.

“Voces del desierto” una lectura recomendada y que traigo a colación por esta época del Hay Festival 2012 de Cartagena, en donde la escritora estuvo presente conversando de su obra. Y a guisa de colofón, decir que en este mundo tan real, tan pragmático, en donde cada acto parece dictado por un materialismo ineludible, sin lugar a lo intangible, bien conviene no perder de vista una frase ilustradora del libro: “Desde su infancia había aprendido que cualquier realidad tenía, esencialmente, índole de ficción”.

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Gran motivación en la consolidación de una ideología libertaria; hedonista; redimida de prejuicios; derribadora de paradigmas, en particular los religiosos; cuestionadora de tradiciones; cartesiana...