
Que me traga el pantano
Que me devora este desmedido fangal
Que me absorbe, que me jalona irresistiblemente
Que de esta indefensión no deseo ni salvarme, entonces
Qué me engulla con vigor
Qué me impela a las honduras de la nada, las que nunca debí abandonar, y
Cuando con mi venia me sofoque este infinito lodazal,
Qué me hechice con su promesa de ver mi ser desaparecer
Qué me embuche la nada, ésa de donde soy.
Que me devora este desmedido fangal
Que me absorbe, que me jalona irresistiblemente
Que de esta indefensión no deseo ni salvarme, entonces
Qué me engulla con vigor
Qué me impela a las honduras de la nada, las que nunca debí abandonar, y
Cuando con mi venia me sofoque este infinito lodazal,
Qué me hechice con su promesa de ver mi ser desaparecer
Qué me embuche la nada, ésa de donde soy.
3 comentarios:
Genial el escrito y la imagen de ICARO Y SU PADRE DEDALO??? SALUDOS.
ÁLVARO MEJÍA
Felicitaciones muy buen poema.
Coni
¡Ánimo!, Fernando. «De polvo eres y en polvo te convertirás», repiten por ahí los Miércoles de Ceniza. Somos polvo de estrellas, nacidos (esperémoslo) de un buen polvo. Un abrazo. Nelson
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