Ven, libérame
por Fernando Fernández
“Lo que otros nos hacen no sirve de pretexto para lo que podamos hacer nosotros a los demás. Uno cuenta con un único sistema de valores, con unos actos individuales, para juzgar su propia vida”.
J.T.
J.T.
Esta novela corta tiene un tinte ensayístico, filosófico, encaminado a escudriñar algunas cuestiones existenciales. Se declara la escritora en deuda con Albert Camus y este libro es su respuesta agradecida a su novela “La caída”. En esta novela lo fundamental no es su trama, lo predominante es la reflexión y cuestionamiento que se plantea: ¿Todo es permitido en el mundo del arte? ¿La libertad que se le confiere al artista, aquí particularmente en el ámbito literario, puede permitir el plagio (total o parcial) o exponer a la luz pública historias ajenas? ¿Qué responsabilidad le incumbe al artista cuando horada la vida privada de alguien? Ese es en esencia el planteamiento del escrito. “Robar una idea o historia de otra persona te convierte en un ladrón. En casi todos los ámbitos, sería juzgado y condenado por ello. En el mundo del arte…la mayoría se libra”
La narración transcurre al interior de una casa oficina a lo largo de un día y una noche de gran nevada, lo que imposibilita el regreso a casa del dueño del lugar: el director (editor) de una reconocida editorial, quien es el protagonista de la novela. El encierro forzado por las condiciones climáticas permite al editor –nunca designado con nombre propio– el entregarse a recuerdos, a cuestionamientos sobre su vida, su trabajo, su matrimonio, su sexualidad, las mujeres de su vida. Allí pues, solitario se libra a introspecciones cuyas expresiones se aparentan a un monólogo interior. Éstas no dejaran neutro al lector, quien seguramente se sentirá concernido, al menos en el razonamiento que se deriva.
El editor enclaustrado se dedica a elaborar un discurso sobre ética en el arte, que deberá pronunciar al día siguiente en un congreso; la redacción de este discurso se ve interrumpida por sus reflexiones de vida, pero sobre todo por la decisión que debe tomar de publicar un libro de un joven escritor exitoso que seguramente tendrá alta aceptación y gran volumen de ventas. La dificultad en la toma de decisión estriba en el hecho que el tema del libro atañe directamente a su amiga Petra Vinters, quien confió al escritor un doloroso pasaje de su vida, bajo la promesa de que éste nunca lo haría público. El escritor incumpliendo el pacto escribió una novela contentándose, según versión de ella, de cambiar nombres y situaciones.
Justo ese mismo día había venido Petra Vinters a pedirle a su amigo el editor que no publicase ese libro dado que podría causarle gran perjuicio. He ahí el meollo del dilema: ¿Debe o no publicar el libro? “Quizá ser escritor, en sí mismo, consista en establecer un pacto fáustico. Vender el alma para poder engendrar algo singular y grande. Porque, ¿de dónde surge la idea para una obra? ¿De dónde nace la ficción si no es de la realidad circundante?”, se cuestiona el editor.
Petra Vinters trabajó para la ONU en Morenzao, país africano novelesco en donde fue testigo presencial del homicidio de un observador electoral, a raíz de lo cual fue despedida de su trabajo, violada y sometida a una brutal paliza. Su vida se puso en peligro porque además de los vejámenes infligidos, de haber sido conocido este asesinato el resultado electoral hubiese sido puesto en pie de duda e incluso anulado. Ésta fue la confidencia que con gran detalle hizo al escritor, y el tema del libro a publicar.
El editor pasa la noche perturbado, sin saber si entregarlo a imprenta o no; mientras se entrega a disquisiciones éticas en torno a los límites de la literatura y del arte, que va plasmando en su discurso.
Pasa también el editor durante esta noche de abundante nevada por el tamiz del análisis su situación matrimonial, que es en el presente de mera apariencia, el fervor amoroso se extinguió hace tiempo y se impuso la conveniencia. Su mujer es adinerada y de alto vuelo social y político, es actualmente Ministra de integración social. Ella tiene poder y riqueza y él con un intelecto sobresaliente, le da consejos en su devenir político y le elabora los discursos. Él tiene amantes, ella tiene uno fijo: el jefe del partido político al que pertenece, hecho que él no ignora y admite sin rechinar. Gran tema de reflexión que se entremezcla con su decisión de editar el discutible libro.
El estilo utilizado por la escritora es de novela corta y de ensayo, como ya lo hemos anotado. La repetición de frases es permanente y deliberada, busca con ello enfatizar la idea, retomarla para mejor comprensión. De otra parte, acude a la técnica de escritura fragmentaria, es decir de párrafos y capítulos aparentemente inconexos, pero que al leerlos con detalle se ajustan perfectamente circunscribiéndose con total coherencia. Un excelente ejemplo de este estilo es el utilizado por el filipino Miguel Syjuco en su novela “El ilustrado” que recomiendo con mucho énfasis.
Sobre la escritora y en resumen: Janne Teller (1964), novelista danesa, vive entre Copenhague y Nueva York, sus libros han sido traducidos a catorce lenguas y crean controversia, en particular el más conocido de ellos “Nada” que ha sido paradójicamente prohibido y premiado.
A guisa de colofón: recomendar la lectura de este corto y explosivo libro, que no dejará indiferente el lector, quien se verá releyendo frases para su mejor comprensión, asimilación y provecho. Como no sentirse tentado de dejar en mente esta dura, pero no menos interesante frase: “Todas las relaciones, las amistades, aunque se denominen amor, son transacciones comerciales: reconocimiento mutuo, sexo versus atenciones, estructura social versus estructura social. Es así.”
La narración transcurre al interior de una casa oficina a lo largo de un día y una noche de gran nevada, lo que imposibilita el regreso a casa del dueño del lugar: el director (editor) de una reconocida editorial, quien es el protagonista de la novela. El encierro forzado por las condiciones climáticas permite al editor –nunca designado con nombre propio– el entregarse a recuerdos, a cuestionamientos sobre su vida, su trabajo, su matrimonio, su sexualidad, las mujeres de su vida. Allí pues, solitario se libra a introspecciones cuyas expresiones se aparentan a un monólogo interior. Éstas no dejaran neutro al lector, quien seguramente se sentirá concernido, al menos en el razonamiento que se deriva.
El editor enclaustrado se dedica a elaborar un discurso sobre ética en el arte, que deberá pronunciar al día siguiente en un congreso; la redacción de este discurso se ve interrumpida por sus reflexiones de vida, pero sobre todo por la decisión que debe tomar de publicar un libro de un joven escritor exitoso que seguramente tendrá alta aceptación y gran volumen de ventas. La dificultad en la toma de decisión estriba en el hecho que el tema del libro atañe directamente a su amiga Petra Vinters, quien confió al escritor un doloroso pasaje de su vida, bajo la promesa de que éste nunca lo haría público. El escritor incumpliendo el pacto escribió una novela contentándose, según versión de ella, de cambiar nombres y situaciones.
Justo ese mismo día había venido Petra Vinters a pedirle a su amigo el editor que no publicase ese libro dado que podría causarle gran perjuicio. He ahí el meollo del dilema: ¿Debe o no publicar el libro? “Quizá ser escritor, en sí mismo, consista en establecer un pacto fáustico. Vender el alma para poder engendrar algo singular y grande. Porque, ¿de dónde surge la idea para una obra? ¿De dónde nace la ficción si no es de la realidad circundante?”, se cuestiona el editor.
Petra Vinters trabajó para la ONU en Morenzao, país africano novelesco en donde fue testigo presencial del homicidio de un observador electoral, a raíz de lo cual fue despedida de su trabajo, violada y sometida a una brutal paliza. Su vida se puso en peligro porque además de los vejámenes infligidos, de haber sido conocido este asesinato el resultado electoral hubiese sido puesto en pie de duda e incluso anulado. Ésta fue la confidencia que con gran detalle hizo al escritor, y el tema del libro a publicar.
El editor pasa la noche perturbado, sin saber si entregarlo a imprenta o no; mientras se entrega a disquisiciones éticas en torno a los límites de la literatura y del arte, que va plasmando en su discurso.
Pasa también el editor durante esta noche de abundante nevada por el tamiz del análisis su situación matrimonial, que es en el presente de mera apariencia, el fervor amoroso se extinguió hace tiempo y se impuso la conveniencia. Su mujer es adinerada y de alto vuelo social y político, es actualmente Ministra de integración social. Ella tiene poder y riqueza y él con un intelecto sobresaliente, le da consejos en su devenir político y le elabora los discursos. Él tiene amantes, ella tiene uno fijo: el jefe del partido político al que pertenece, hecho que él no ignora y admite sin rechinar. Gran tema de reflexión que se entremezcla con su decisión de editar el discutible libro.
El estilo utilizado por la escritora es de novela corta y de ensayo, como ya lo hemos anotado. La repetición de frases es permanente y deliberada, busca con ello enfatizar la idea, retomarla para mejor comprensión. De otra parte, acude a la técnica de escritura fragmentaria, es decir de párrafos y capítulos aparentemente inconexos, pero que al leerlos con detalle se ajustan perfectamente circunscribiéndose con total coherencia. Un excelente ejemplo de este estilo es el utilizado por el filipino Miguel Syjuco en su novela “El ilustrado” que recomiendo con mucho énfasis.
Sobre la escritora y en resumen: Janne Teller (1964), novelista danesa, vive entre Copenhague y Nueva York, sus libros han sido traducidos a catorce lenguas y crean controversia, en particular el más conocido de ellos “Nada” que ha sido paradójicamente prohibido y premiado.
A guisa de colofón: recomendar la lectura de este corto y explosivo libro, que no dejará indiferente el lector, quien se verá releyendo frases para su mejor comprensión, asimilación y provecho. Como no sentirse tentado de dejar en mente esta dura, pero no menos interesante frase: “Todas las relaciones, las amistades, aunque se denominen amor, son transacciones comerciales: reconocimiento mutuo, sexo versus atenciones, estructura social versus estructura social. Es así.”
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